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Alegría de soledades y soliloquio de
tempestades, la niña danza tranquila
mientras los mares tiran piedras
para que ella se ría.

Danzantes de sequías y llantos de
enamorados, la niña duerme tranquila
mientras el pájaro come espinas
de una rama que nunca termina.

Vacío de alegrías y poemas de sirenas,
la niña se peinaba tranquila
mientras los cuatro soles aparecían
alumbrando la silla que está vacía.

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