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La luna me mira a mí y a mi sombra,
y nos pone los colores rojos y verdes
y nos guía por las luces de la noche
susurrándonos canciones infantiles.

Mi dolor es tu dolor, es su alegría
melancólica, su despertar de añoranza
con regusto poético destilado que
baila sobre mis lágrimas risueñas.

Y la luna me mira a mí y a mi sombra
y nos tira esas gotas sobre nuestros
corazones desnudos mientras grita, chilla
y masculla: "¡Qué corazones, si yo solo veo uno!"

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